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La Federación de Periodistas de América Latina y el Caribe (FEPALC) expresa su consternación por los asesinatos de los periodistas Hernando Salas Rojas (Colombia) y Marco Antonio Estrada Orla (Guatemala).

Ambos fueron victimados en circunstancias que demandan una inmediata investigación policial y un real compromiso de la justicia de ambos países.

El reportero Marco Antonio Estrada Orla, corresponsal de "Telediario", telenoticiero de la localidad de Chiquimula, en la región este de Guatemala, fue acribillado el último sábado, cerca de su residencia por un hombre que le disparó a quemarropa y luego huyó. Testigos del hecho afirmaron que el asesino tras abrir fuego contra Estrada corrió hacia un vehículo que le esperaba.

Este asesinato se suma al de Jorge Mérida Pérez, corresponsal del diario Prensa Libre, en Quetzaltenango (10 de mayo) y al de Rolando Santis, de Telecentro 13, en Ciudad de Guatemala (1 de abril).

Centroamérica es ya, por las cifras de periodistas victimados en lo que va del año -principalmente en Guatemala y Honduras- una subregión de alta peligrosidad para el ejercicio del periodismo. Hace más terrible la situación el hecho de que son poco visibles las condiciones de riesgo en las que desempeñan su labor los comunicadores sociales. Hay necesidad -y lo ha demandado la FEPALC en más de un foro internacional- tener los ojos puestos en los colegas de esa parte del continente.

La situación en Colombia es también extrema. El último 20 de mayo, el periodista Hernando Salas Rojas, director del canal local de televisión del municipio de Curillo, al sur del departamento de Caquetá, fue asesinado por dos sicarios que se movilizaban en una motocicleta. Su hermano, Melquisedec Salas Rojas, también periodista del mismo canal, tuvo que huir de la zona por amenazas en su contra.

El periodista, quien hacía parte de un comité que promueve la derogatoria del mandato del alcalde de Curillo, Esneider Mayorga, recibió cuatro impactos de arma de fuego, en su residencia, por parte de un desconocido que huyó en una moto que lo esperaba en la puerta de la vivienda.

La FEPALC, en este caso, se une a lo expresado por su organización afiliada, la Federación Colombiana de Periodistas (FECOLPER), que condenó categóricamente este nuevo crimen contra un periodista en Colombia. Con su muerte, lo ha dicho FECOLPER, además de la pérdida para sus familiares y amigos, se priva a los habitantes de Curillo de una visión crítica de la realidad municipal.

LA FEPALC demanda a las autoridades de Guatemala y Colombia investigar todas las hipótesis posibles en ambos casos, -entre ellas las razones de quehacer periodístico- y llevar ante la justicia a los responsables materiales y, de ser el caso, intelectuales, de ambos crímenes para impedir que queden en la impunidad, como sucede con la inmensa mayoría de asesinatos en la región.

Finalmente, la FEPALC le recuerda a la sociedad guatemalteca y colombiana que la Organización de Estados Americanos, de la que ambos países hacen parte, establece que es deber de los Estados prevenir e investigar los asesinatos contra los comunicadores sociales, sancionar a sus autores y asegurarle a las víctimas una reparación adecuada.

Celso Schroder
Presidente FEPALC

Zuliana Lainez
Secretaria Derechos Humanos FEPALC

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